Tierra del Fuego

La minería submarina

Casi sin darnos cuenta, desde mediados del siglo XX, las plataformas que extraen gas y petróleo de los lechos marinos se han ido multiplicando en mares y océanos de todo el mundo elevando sus antorchas sobre el horizonte marino. Las fantasiosas descripciones de Pigaffetta en su paso por el Estrecho de Magallanes en 1520 fueron premonitorias al llamarle “Tierra del Fuego” a la región más húmeda y tormentosa del planeta. Cinco siglos después vemos cada vez más próximas a la Antártica estas oblicuas antorchas de la "libertad".

Desde que existen plataformas la tecnología se ha ido perfeccionando. Existen muchos tipos de estructuras, pero fundamentalmente las hay anclandas al lecho marino y flotantes. Las perforaciones en alta mar cada vez alcanza mayores profundidades. Una de las plataformas operativa más profunda es la FPSO Petrobras America Cascade a 2.600 metros del suelo marino.

La profundidad de las aguas donde se encuentran los depósitos de gas o petróleo determinan el costo y la estructura a emplear para su extracción. Los mares y océanos que cubren la plataforma continental sumergida son aguas poco profundas en comparación a los varios kilómetros que alcanzan en las cuencas oceánicas. En todos estos cálculos financieros juega un importante papel las características de la plataforma continental de cada país, así como la distancia que marca el límite de su soberanía territorial sobre las aguas limítrofes. En 1945, el presidente Harry Truman extendió unilateralmente el territorio norteamericano hasta el borde de su plataforma continental que puso fin al régimen de "libertad de los mares" que fijaba el límite a 3 millas. A veces los derechos de explotacion que reclaman dos paises vecinos entran en conflicto cuando sus respectivas plataformas continentales se superponen. Un caso típipo ocurre en el Golfo de México.

Petronius es una plataforma petrolera de aguas profundas en funcionamiento desde el año 2000 operada por Chevron en el Golfo de México, a 210 km al sureste de Nueva Orleans, Estados Unidos. Con 535 metros de agua marina por debajo de la plataforma, su estructura de cemento tiene una altura total de 640 metros con 75 metros que asoman sobre el nivel del mar. Fue la estructura independiente más alta del mundo hasta ser superada por el Burj Khalifa en 2010. El diseño de la torre es más flexible que las estructuras terrestres convencionales para hacer frente a las fuerzas marítimas.[Offshore Tecnolgy]

Una de las estructura más alta del mundo es la plataforma petrolera Troll A, una plataforma de gas natural off shore de estructura basada en la Gravedad de Condeep frente a la costa oeste de Noruega. Construida con hormigón armado, desde 2014, se encuentra entre los proyectos de ingeniería más grandes y complejos de la historia. A incrível Plataforma de Gás Troll A

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Efectos sobre el medio ambiente

Los organismos acuáticos se adhieren inevitablemente a las partes submarinas de las plataformas petrolíferas, convirtiéndolas en arrecifes artificiales. Muchas de las que quedan en desuso se conservan para farorecer la vida marina. Por otra parte, la producción de petróleo en alta mar implica riesgos ambientales, en particular los derrames de los barcos petroleros o tuberías que transportan petróleo desde la plataformas a las instalaciones en tierra, además de fugas y accidentes en la propia plataforma. Se estima que las instalaciones de petróleo y gas del Golfo de México de EEUU emiten aproximadamente 500 000 toneladas de metano cada año. Los huracanes en esa región están aumentando debido al creciente número de plataformas petroleras que calientan el aire circundante con ese metano liberado a la atmósfera.

Minería en la Antártica y en el Océano Austral

Nunca ha habido minería comercial en la Antártica, tampoco hay planes actuales para explotarla y la minería está, de momento, completamente prohibida por el Tratado Antártico hasta 2048. No hay planes futuros conocidos de ninguna de las naciones del Tratado Antártico para revertir esta decisión. Cuando se firmó el tratato original en 1959, la explotación de los recursos no se discutió en absoluto por temor a poner en peligro el Tratado. En la década de 1980, los problemas se volvieron a plantear y, finalmente, condujeron al Protocolo sobre Protección Ambiental del Tratado Antártico [un anexo al Tratado), también conocido como el Protocolo de Madrid. Fue firmado en 1991 en Madrid, España por los signatarios del Tratado Antártico que prohíbe la minería. El protocolo entró en vigor y se convirtió en ley el 14 de enero de 1998. Está pendiente de revisión después de 50 años en 2048, cuando cualquier cambio necesitará al menos el 75% de los votos de las partes consultivas.

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